Los guardianes de la carnada, el manjar del atún rojo

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La alimentación del atún rojo es clave para su calidad. Para conseguir su tamaño y sabor ideal se traslada a los caladeros que tenemos, donde debe alcanzar el peso y la talla ideales para su venta.

Conseguir estas medidas es posible gracias a su alimentación con carnada, que no es otra cosa que una variedad de pescados (caballa, arenque y sardina, entre otros) que hacen las delicias del atún rojo mientras se encuentra en su proceso de engorde.

Nuestros compañeros de Frigoríficos de Túnidos son los encargados de la recepción, congelación, conservación y transporte de esa carnada, asegurando que se mantiene en perfectas condiciones para el atún rojo que la recibe. Estas tareas se complementan, además, con la manipulación, congelación y distribución de otras especies, como el pez espada.

Un equipo compacto y organizado

Las instalaciones en las que se lleva este trabajo a cabo siempre están a temperaturas muy bajas, lo que contrasta con la calidez que transmite el equipo. “Somos un grupo reducido y nos llevamos muy bien”, señala Juan Antonio Haro, quien lleva seis años con nosotros.

Esta buena sintonía ayuda a mantener todos los días una rutina que comienza a las ocho de la mañana con el reparto de tareas. Aunque la época del atún se reduce a un momento muy concreto del año, nuestros compañeros destacan que, sea el momento que sea, siempre hay algo que hacer. “Podemos voltear carnada o cargar y descargar camiones, por ejemplo”, indica Juan Antonio, al tiempo que Francisco Cuadra, al que todos llamamos ‘Pololo’, pone un ejemplo concreto: “Yo trabajo en las cámaras, pero si no hay tarea ahí trabajo fuera”.

Esta combinación perfecta entre profesionalidad y compañerismo, entre buena ejecución y ambiente familiar, es el engranaje necesario que permite que nuestro atún rojo se alimente para que cada una de nuestras piezas mantenga la calidad de la que siempre hacen gala.

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